Elegancia y energía son, probablemente, las dos mejores palabras para calificar el reciente espectáculo de la Compañía Santiago Alfonso en la sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba. Las instantáneas captadas por el fotógrafo David Garten así lo demuestran.



La temporada rinde homenaje a todos aquellos precursores que, a través de la rumba, el danzón, el son y el bolero transitaron por la música popular cubana y aportaron todos esos sabores al jazz y a otras sonoridades contemporáneas, en especial Su Autoridad Mario Bauzá.



Hay numerosas razones para disfrutar todo el ensemble que sobre el escenario despliega la compañía. Ya el baile y la música son por sí solos elementos fundamentales para convocar y convencer, pero el creador va más allá: incorpora imágenes de archivo e invita a dos artistas que sostienen como columnas la narrativa que defiende. La sonera Haila María Mompié pone a prueba sus cualidades interpretativas. Nos recuerda a esas icónicas figuras de la escena cubana con el mismo glamur que ha defendido en más de dos décadas de vida artística. Alumna del maestro Santiago, La Mompié también baila y como en sus primeros tiempos, sale airosa.


Lo sabe el maestro Santiago y lo sabe Cuba: no se puede hablar de jazz sin mencionar a Bobby Carcassés. Tanto su entrada al escenario como el performance, es monumental. Nos engañamos al pensar que la edad limita a los grandes artistas, todo lo contrario. ¡Bobby brilla! ¡Bobby baila! El jazz lo rejuvenece.


No todo se queda en la fogosidad del ritmo. Hay un instante para hablar con el cuerpo en nombre del amor. Dos jóvenes bailarines enfrentan sus pechos, rozan sus labios en un derroche homoerótico a media luz. Es un tímido grito por la libertad. Así se siente.

Termina la función y tras las cortinas encontramos al maestro Santiago Alfonso Fernández, Premio Nacional de Danza, 2006. Ahí está el hombre que le robamos al béisbol. Ahí, con nosotros, el prestigioso bailarín y coreógrafo. Fundador de la compañía Danza Contemporánea de Cuba creada en 1959. Es Santiago, nuestro apóstol de la danza, reconocido internacionalmente por la dirección de exitosos espectáculos presentados por el Cabaret Tropicana, tanto en Cuba como en otras latitudes. Ahí está el hombre que tanto ha enfrentado al racismo, a la discriminación.
“¿Les gustó, caballeros?”, nos pregunta el niño que siempre quiso bailar en Tropicana. Un inmenso abrazo responde.

Fotos: ©David Garten