María del Carmen Barcia: «Si se quiere sanar la historia de la esclavitud para ir eliminando el racismo, hay que contarla como fue» (+Video)
October 26, 2025
Por: Miguel Ángel García Velasco y Abel Rosales
En enero de 2025 la reconocida Doctora en Ciencias Históricas, María del Carmen Barcia Zequeira, arribó a sus 85 años de vida. La intelectual, Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas (2003) y Premio Nacional de Historia (2005) comenzó a laborar desde muy joven en la Universidad de la Habana, institución a la que se siente profundamente unida. Aunque evita hablar de éxitos porque no cree “que haya tenido éxito alguno”, idea a la que nos oponemos absolutamente, en su vida hay sucesos que marcaron a la futura investigadora.
“Cuando yo era niña mi papá compró una casa en la calle Samá (el nombre de un negrero) que era la calle vieja de Marianao. La casa tenía cañones de bronce en la puerta y en el sótano había cadenas de esclavos. A mi aquello me impresionó mucho, pero no sabía absolutamente nada de por qué me causaba impresión. Tampoco sabía que el barrio residencial había pasado a ser un barrio de antiguos esclavos del ingenio Durañona que en diferentes épocas se llamó Toledo y Martínez Prieto y que habían ido a vivir a esa zona.
“De noche yo escuchaba los toques y con el tiempo me he puesto a pensar de cómo la vida, sin darle a uno razones, va enlazando momentos y trazando una trayectoria que lo llevan a uno hasta la actualidad. Esa es María del Carmen Barcia, no puedo decir otra cosa de mi persona”, nos cuenta.
Pero, lo sabemos, la querida profesora es muchísimo más que esta anécdota resumida en la mañana del domingo 10 de marzo de 2024 en su casa del reparto Nuevo Vedado.
Hija de un inmigrante, la autora de La otra familia(Premio Casa de las Américas 2003) confiesa que fue criada “en el feudalismo, pero sin apagones”, que sus hijas crecieron en el espacio universitario y que nunca pensó ser historiadora.
“¿Cómo trabajábamos nosotros en la Universidad? Cuando comenzó “el plan Fidel” nos mandaron a cursos nocturnos, los exámenes se hacían a partir de las 11 de la noche y terminábamos de madrugada para al día siguiente volver a esa rutina y todo eso lo encontrábamos normal porque hay que entender que se vive en épocas y en épocas se encuentra natural lo que no es”, recuerda.
Sus iniciales búsquedas en el Archivo Nacional fueron al lado de Hortensia Pichardo y asistió a una ceremonia africana por primera vez gracias a su profesor de sociología Fernando Portuondo.
Por algunos años María del Carmen Barcia dirigió el departamento de Historia colonial en el Instituto de Historia de Cuba, también la Escuela de Historia y organizó el Departamento de historia de Cuba.
“Yo no era una profesora de historia de Cuba, pero tenía una formación teórica en esclavitud, había impartido formaciones pre-capitalistas porque soy una persona un poco curiosa y amante de las investigaciones y me había metido en el modo de producción asiático cuando decir aquello era una mala palabra. También había escrito y leído textos muy actualizados desde el punto de vista del marxismo y entonces en ese momento que empecé a dirigir el departamento de historia de Cuba decidí que tenía que hacer mi doctorado.
“Pero como soy un poco contradictoria para algunas personas, pues lo empecé con una tesis que en aquel momento resultaba bastante conflictiva en Cuba, en momentos en que se decía que habíamos retrocedido del feudalismo a la esclavitud y yo dije que no, que la esclavitud era una vía secundaria de modo y producción capitalista y empecé a hablar de burguesía esclavista, etc. Aquello resultó bastante conflictivo entonces, pero nada, lo superé y el doctorado se aprobó y después, aunque no siempre he trabajado el tema de la esclavitud, parte de mis investigaciones sí han estado vinculadas a la historia de la esclavitud”, sostiene.
«LA VIDA NO ES DE BUENOS Y MALOS, ES DE SERES HUMANOS»
Es casi imposible conversar con María del Carmen Barcia y no hacer referencia a algunas de sus investigaciones que tanto han ayudado a entender otros ámbitos de la historia cubana.
“En Cuba hubo una particularidad y es que los dueños como un signo de poder le daban su apellido a los eslavos. En la actualidad yo soy Barcia, la hija de un gallego inmigrante, pero aquí hay Aldama, O’Farril, O’Reilly, Despaigne… una serie de apellidos en la actualidad que lo tienen los negros y son los apellidos más ilustres de antaño. Creo que ese libro marcó cierta importancia como sucedió con Del cabildo de «nación» a la casa de santo(Fundación Fernando Ortíz, 2014) que sirvió, más que nada, como apoyo a las casas de santo que querían conocer su historia.
“En una estancia en España yo había conocido a Francisco Chacón que es un estudioso de la familia y quien vino después a la Universidad de La Habana con la intención de hacer otras investigaciones. Por aquel tiempo un grupo de sociólogos, psicólogos e investigadores realizamos una serie de seminarios en el Instituto Juan Marinello que duró más de un año, pero no tenía ningún proyecto. Cada quien decía lo que estaba haciendo y más nada y fue ahí donde se me ocurrió trabajar la familia esclava”, nos dice.
En el 2013 y con la participación de otros relevantes estudiosos se funda lo que la doctora María del Carmen Barcia llamó el “Grupo de estudios sobre la esclavitud en Cuba” con el propósito de crear una base de datos sobre la esclavitud en la isla.
“Reuní a otros historiadores y muchos me decían que eso no podía ser posible, que era una locura… Pero como soy muy tozuda llevamos a cabo el proyecto y aunque se redujo considerablemente, la base de datos con el nombre de huellas de esclavos en Cuba reunió a más de diez mil casos. Más adelante al trabajar con los fondos de las Audiencias Pretoriales existentes solamente en nuestro país nació el libro Una sociedad distinta: los espacios del Comercio negrero en el occidente de Cuba (1836-1866)publicado por la editorial de la Universidad de La Habana en 2016, afirma.
En medio de todo aquel proceso, recuerda la autora, fueron apareciendo papeles sobre Pedro Blanco Fernández de Trava, considerado en su momento el mayor traficante de esclavos de África occidental en las décadas de 1820 y 1830.
“Si lo real maravilloso en la literatura empezó con Lino Novás Calvo y no con los libros de Alejo Carpentier, yo estaba decidida a escribir algo, pero no solo de este personaje sino sobre los mitos y espacios en los que él estuvo en África y en Cuba. En Pedro Blanco El Negrero. Mito, realidad y espacios (Ediciones Boloña) se habla de cómo llegaban los esclavos, cómo entraban al barco, quiénes los capturaban y los depositaban en aquellos barracones africanos…
“La vida no es de buenos y malos, es de seres humanos y siempre insisto que, si se quiere sanar la historia de la esclavitud para ir eliminando el racismo, hay que contarla como fue. Esa gente que fueron traídas a Cuba desde África podían haber sido combatientes muy importantes, trabajadores en una mina, sacando sal, cultivadores, artesanos, en sus espacios, y después los trajeron en un barco horrible para ser esclavizados y contribuir a la riqueza de los plantadores, convirtiendo a Cuba en la primera potencia azucarera de aquellos años.
“Ahora bien, ¿por qué no hablar del prestigio de esas personas? ¿Qué hicieron después? ¿Cómo sobrevivieron y cómo genéticamente llegaron a ser tan fuertes? A mí me parece muy importante rescatar los elementos de prestigio para sanar sin olvidar la tristeza, pero ver también quiénes fueron esos antepasados, de dónde salieron y todas sus virtudes y defectos, toda su vida”, enfatiza.
«NADA EN MI VIDA HA SIDO DISEÑADO«
A lo largo de su prolífica carrera la Dra. María del Carmen Barcia ha trabajado sobre la marcha.
“Nunca hubo un diseño previo, nada en mi vida ha sido diseñado. He sentido la necesidad de hacer algo y he pasado por dificultades para poderlo hacer. Algo fui dejando en ese camino que tiene que ver con mi tozudez personal y con otra cosa: obligo a que cada persona que trabaja conmigo tenga un conocimiento teórico y metodológico de lo que está haciendo. Hay que contar, sí, pero sabiendo por qué se cuenta, para qué y de qué forma se cuenta”, concluye.
¿Cómo contribuyó AfroKuba en la declaración de la rumba como patrimonio cultural de la nación? ¿Qué acciones realizó? ¿Qué se necesita para que esta expresión alcance su valor? ¿Cómo AfroKuba promueve la rumba y sus expresiones?
A estas preguntas responde el etnomusicólogo Miguel Ángel García Velasco, director fundador del Proyecto Etnovisual AfroKuba.
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